Villa García
Nos encontramos cerca de las nueve y media de la mañana en 8 de octubre, para tomar algún ómnibus de los que van por la ruta 8. No sabíamos donde íbamos. Pero teníamos que llegar a la escuela de Villa García. -Tenes que bajarte en el kilómetro 21- me dijo la maestra- te bajás y la escuela está en frente-. Así que nos subimos al ómnibus. En mi grupo las cosas son claras, el que habla con la maestra es el que se encarga de saber llegar. Eso hoy me tocaba a mi. Así que iba mirando los mojones de la ruta. Antes pensaba que ver los mojones era difícil, antes creo que eran más chicos, ahora son grandes y pintados de color verde. En el Km 19 me pongo atento para saber donde bajar. Lentamente empiezo a moverme con la mochila y la guitarra para llegar a hasta el conductor. En el momento que le digo al chofer tenemos que bajarnos en la escuela del km 21 me dice es acá. Para y bajamos. Cuando entramos a la escuela nos sorprende una cantina puesta en el pasillo, algunas de las maestras están vendiendo tortas, y nos dicen: estamos recaudando fondos para ustedes!! todo rico nos quieren comprar? Nos reimos todos y nos llevan hasta el comedor donde vamos a hacer la función. el salón es grande y está lleno de mesas largas con bancos dados vueltas encima. -Ahora arreglamos todo esto para que hagan la función- dicen,- para donde van a actuar? -Siempre elegimos la pared con menos información para que no distraigan, que no esté cerca de la puerta de entrada para que nadie interrumpa y que sea cerca del lugar que nos cambiamos para que podamos acceder al escenario sin tener que atravesar la platea. Así que la elección era sencilla el fondo sería unos ventanales que daban al fondo de la escuela. Nos cambiamos en el salón de apoyo, rodeados de ceibalitas con cartitas para reparar. La maestra que nos recibió se despidió diciendo- estamos todos ansiosos por verlos. Hoy les leímos el cuento de Una pindó para que lo supieran.- Esas para nosotros son pistas para adivinar cómo vendrá la función. Cuando salís y ves los ciento cincuenta niños dispuestos en el espacio algunos en el piso otros en bancos largos sabés que el día comienza y hay que darle. Con las primeras cosas que hacemos vemos el nivel de ansiedad de los niños, natural por la espera y lo que significaba. Así que intentábamos bajar el ritmo crear los silencios y estirarlos lo que más se pueda. Al conocer el cuento los niños buscan adelantarse, decir las partes que siguen, los animales que vienen. Pero ¿que es hacer teatro? sino volver a presentar, hacerlo en el presente. Hemos hecho esta obra tantas veces, y siempre es lo mismo, intentar transitarla diferente. Los primeros diez minutos son de sintonización con el público encontrar un tempo común, pensaba esto cuando tocaba la guitarra, hacer denso el tiempo. En ese momento el espectador, no importa si es chico o grande, entra en una especie de hipnosis, un viaje que les hace imaginar otra cosa en el comedor de la escuela. En un momento al cambiarme de espaldas a la platea veo por la ventana, hay un enorme árbol creo que es un Palo borracho, es hermoso. Son las cosas lindas de hacer teatro en cualquier lugar, en el medio de una función puede suceder cualquier cosa, que es única. Me guardo la imagen y ya cambiado estoy pronto para volver. Al darme vuelta la escena continúa.
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