en busca de la técnica II
Texto teórico sobre el trabajo del actor
Bien, existe una técnica o varias para cada cosa,
con ellas existen ejercicios para alcanzar determinados resultados, y si no
existen hay que inventarlos. Cada artista tiene el derecho y la obligación de
quedarse con los ejercicios que más le sirve para usarlos probarlos y
transmitirlos y también modificar o inventar los que necesita para trabajar.
Muchas veces me encuentro con compañeros que me dicen ayer enseñe un ejercicio
tuyo para tal cosa, y yo le respondo – ¡Bravo, los ejercicios son herramientas,
si no se usan se oxidan -. Cuando pienso en el teatro como un oficio,
desaparecen los misterios y todo se vuelve del material de la madera o del
metal, cosas que se pueden tocar, que con paciencia tiempo y técnica se
convierten en obra para admirar.
Pero ¿qué debe ser o tener un ejercicio para que sirva?
En primer lugar hay que identificar el objetivo que
se persigue, tratar en lo posible que no sean muchos objetivos, no más de dos.
Es muy importante que sea clara la mecánica del ejercicio, o sea la forma, que
sea fácil de explicar. Que tenga un comienzo y
un final bien definido. Poder ser dividido en partes o etapas, yendo de
la etapa más simple hasta la más complicada. Para esto sirve mucho pensar en
los ejercicios que hemos hecho en nuestra infancia, por ejemplo aprender a
caminar o a escribir o a leer, tareas harto complicadas si las hay. Y todas han
empezado desde lo más simple a lo más complejo. Para el ser humano existen muy
pocas cosas que no podamos aprender si realmente tenemos la voluntad de
hacerlo. Hay que tener en cuenta que el grado de dificultad no sea muy grande para que se pueda realizar
sin que decaiga el aliciente y tampoco
muy bajo para que despierte interés en avanzar y superarse. Otra cosa
importante es visualizar las metas
alcanzadas luego de un tiempo de realizar el ejercicio. Y como siempre hay que
continuamente evaluar si es útil para conseguir dicho objetivo. Muchas veces se
repiten ejercicios porque sí, ya que la mayoría de nuestras acciones no son del
todo conscientes en su totalidad, quiero decir hacemos y luego reflexionamos,
aquí también se pueden definir ciertos supuestos objetivos y realizar el
ejercicio para alcanzarlos, objetivos que, como todo, pueden ir variando con el
tiempo. Así se puede cumplir este proceso que es muy útil para la búsqueda de
la técnica propia, se podría definir como: acción – reflexión - acción.
Actor
Cuando nos centramos en la técnica del actor debemos
dejar por un momento de pensar en otras cosas, si tuviéramos que pensar en
tener que alimentarlo y que su trabajo fuera digno que además su actuación esté
enmarcado en un espectáculo genial al que la gente asiste semanalmente, que
pueda repercutir como organismo social en la cultura de la región, entonces no
podremos ni siquiera dar un solo paso, nos congelaríamos sin poder mover un
dedo como cuando estamos frente a un edificio de 80 pisos. Debemos focalizar.
Sin embargo cuando empezamos a ser actores nuestra realidad esta cubierta de
estas dimensiones que atraviesan nuestra carrera. Pero para pensarlo sin
estresarnos hay que imaginarse, en lo posible, haciendo centro sólo en el
actor. Imaginemos entonces, que allí está el actor, en el mejor de los casos en
un espacio medianamente acogedor donde trabajar, con un cartel imaginario
pegado en la pared, el actor esta parado día tras día, sin moverse con la mirada puesta en ese cartel que dice - ¿cómo
me hago un buen actor? Como en todo por algo se empieza. Este actor ya tiene lo
indispensable para empezar: una pregunta. Partiendo de ella solo resta trabajo
y tiempo. Cosas que se administran según las necesidades: cuanto tiempo y
cuanto trabajo, tengo y necesito. Como en los problemas de la infancia que se
resolvían en una simple regla de tres. Ahora que somos grandes, sabemos que la
realidad es algo más compleja que las matemáticas de aquellos días. Pero estas
dos cosas son muy concretas y eso es lo que estamos buscando, salir de nuestra
cabeza bajar el problema al cuerpo y vérnosla con la realidad.
Tal vez la pregunta primordial con respecto al
trabajo no sea cuanto sino cual trabajo debo realizar. Aquí como en todo
aparecen los sistemas de comprensión de nuestro arte. Como en las gráficas o en geografía se puede utilizar
el sistema cartesiano, o en matemáticas el sistema decimal o binario, o en
literatura el alfabeto. Es necesario encontrar un sistema para manejar el
lenguaje del actor. Tomemos estos tres niveles de organización del trabajo del
actor:
Primer nivel: la acción.
Este es el nivel de presencia del actor antes de querer expresar algo. Haciendo
una analogía con la escritura podría ser
la letra, en música la nota, o una acorde hecho por notas, en pintura el color
o el trazo.
Segundo nivel: la acción en
relación. El pasaje de las acciones a nivel energético, cómo las acciones se
concatenan orgánicamente. Que la acción se transforme en una reacción, esta es
el nivel donde más trabaja la danza. Haciendo la analogía con la escritura
sería la concatenación de letras formando palabras, en música los pasajes de
notas y pintura las combinaciones
formando así las paletas y las tonalidades.
Tercer nivel: acción en un
contexto. Las acciones se trabajan según sus
significados con respecto a su entorno. No es lo mismo levantar la mano
en un camino con unas personas del otro lado, que hacer el mismo gesto frente a
un pelotón de fusilamiento. En escritura sería la frase, en música las melodías
con respecto a la tonalidad, en pintura fondo y figura.
Esta forma de ver el trabajo del actor, de dividirlo
en niveles, no tiene nada que ver con la
aparente realidad. Es como cuando vemos en un microscopio células de
algún organismo con sus formas rectangulares o circulares, éstas difieren de la
forma que vemos a simple vista de su
materia en la vida normal. De hecho no quiere decir que siguiendo puntualmente
los niveles se obtengan buenos resultados. Tampoco estos niveles deben ser
tomados como círculos concéntricos, o pisos donde el nivel uno esta antes o
abajo que el dos y que el tres. No, estos son campos que nos ayudan a separar y
a trabajar por capas para ir más a fondo en nuestra búsqueda y así tenemos una
dirección hacia donde caminar. Pero en realidad el actor es un misterio y es
indivisible de sus células de trabajo. Esto es esencial entenderlo, solo
fabricamos ficción (como el actor) construimos lógicas para creer y así hacer creíbles nuestros pasos, para
avanzar. Este esquema nos permite trabajar tranquilamente en un nivel sin
preocuparnos de los otros y así profundizar en cada campo de trabajo. Puedo
centralizarme en las acciones sin tener que preocuparme de lo que están
diciendo, (si hablara en música por ejemplo si tocara un instrumento como la
guitarra debo poder tocar antes de cualquier canción una nota, apretar bien la
cuerda y hacerla vibrar para que el sonido sea claro y nítido, y pueda ser
reconocido como una nota (no importa cual) pero que suene a una nota no a un
arañazo.) Del mismo modo puedo
ocuparme solamente del sentido de mis acciones y lo que transmiten sin tener
que preocuparme de que realmente cumplan su función como acciones. Como siempre
el todo es lo que importa, tanto como sus partes y la suma de ellas.
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